No hay un ¨porqué¨ en el amor de Dios.
Él no nos ama “porque” seamos buenos, amables o atentos.
Él no nos ama “porque” seamos puros, nobles o excelentes. Es nuestra opción
tener o no estas cualidades… Es parte de nuestro viaje, parte de nuestro
aprendizaje.
Cuando decimos que el amor de Uno es ilimitado… y eterno…
simplemente significa que cuando Dios nos ama… no hay un “porqué”.
Está ahí… siempre.
Está ahí… siempre.
Si hay momentos en que no sentimos el amor, nunca es
porque no esté ahí. Tal vez de alguna manera olvidamos nuestra parte en la danza…
olvidamos extender nuestras mentes y corazones, aun cuando no nos queremos olvidar.
Uno es.
Es la esencia del amor, y ya sea que seamos buenos o malos, excelentes o no, deficientes o casi perfectos… el primer acto de Dios es amar… y es eterno.
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